Comentario de un cursante sobre el módulo 2 del Diplomado en Logoterapia en línea – Fernando Guzmán Bousquet
Por: Fernando Guzmán Bousquet
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha caminado en busca de la verdad, preguntándose qué es la verdad, cómo y dónde encontrarla o al menos cómo poder acercarse a ella. En todas las ramas del saber como la física, la biología, la filosofía se intenta descubrirla, analizarla, explicarla.
Pero ¿podemos decir qué o cuál es la verdad?
Son muchas las ocasiones en que escuchamos un discurso, una clase o simplemente una opinión y en que la persona a la que le corresponde hablar empieza diciendo : “ la verdad es que…”. En otras oportunidades es común oir : “la verdad sea dicha…”, “la pura y santa verdad…”, “culto a la verdad”, “verdaderamente…”, “la verdad misma…”, etc.
Podríamos suponer que en los casos citados anteriormente la persona que habla va a decir toda la verdad o mejor dicho, por lo menos, todo lo que va a decir es verdad.
En diversas fuentes del conocimiento, cuando leemos un libro, cuando conversamos con una persona con inquietud de búsqueda o en muchas otras instancias también apreciamos cómo se intenta siempre encontrar un camino que nos lleve a la verdad.
En opiniones filosóficas se habla del “pensamiento erróneo”, que es una forma de alejarse de lo erróneo o dicho de otra manera, acercarse a la verdad.
Al leer el Evangelio de San Juan nos encontramos con la frase : “En un principio era la palabra…”. Existen opiniones que señalan que el vocablo original en lugar de “palabra” era “Logos”.
En otro evangelio encontramos una enseñanza que dice : “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
He dedicado algún tiempo también a buscar palabras que tengan un significado similar o que de alguna manera converjan o se relacionen con el concepto de verdad. Así logré reunir algunas como :
“Realidad, certeza, fe, transparencia, justicia, pureza, claridad, genuino, diáfano, autenticidad , propósito, señal, conocimiento, espiritualidad, sentido, logos.
El sólo hecho de investigar estas palabras, conocer su significado, sus similitudes y diferencias nos van abriendo un camino estimulante de aprendizaje.
Al avanzar en este segundo módulo hemos intentado aprender a encontrar sentido a nuestro existir, a nuestras acciones y pensamientos, al uso de nuestro tiempo, sentido a la oportunidad que se nos brinda de alejarnos del ruido mental invasivo, sentido al entorno que nos rodea y al mundo en general. Sentido que también podemos percibir como una forma de la verdad.
Cuando una situación que nos aqueja a nosotros o a otra persona carece o pierde el sentido, cuando se desfiguran los caminos a seguir y nos aproximamos a caer en el vacío existencial, en la falta de significado o en el “sinsentido”, nos vamos alejando de la verdad, de esa verdad que habita nuestro interior y que en ocasiones le bloqueamos la salida, le ponemos obstáculos que le impiden aparecer, fluir y manifestarse, quedando aprisionada y disminuyendo nuestra capacidad de resolución de problemas en nuestro existir.
En el devenir de la vida, si no estamos alertas, si no estamos conscientes, corremos el riesgo de ir acumulando, a través del conocimiento y del intelecto, y de todo ese entorno mecánico, competitivo, determinador, obsesivo, una sobrecarga de información, creencias y experiencias traumáticas que podrían alterar nuestra capacidad de percepción y por lo tanto desviarnos del camino del “verdadero sentido”.
Nos alejamos así de aquello que puede hacernos libres, creativos, con una mejor comprensión de lo que es la fraternidad, la colaboración y por consecuencia podemos dañar nuestra capacidad de amar.
Importante es entonces, mantenernos despiertos y atentos a todo aquello que pueda ayudarnos a formar nuestra integridad física, psíquica y espiritual desarrollando el máximo potencial que podamos mientras dispongamos de vida.
Reconectarnos con nosotros mismos, disfrutar del momento en que se vive, sin la necesidad de recurrir a la vasta y, a veces, agobiante oferta de mundanalidades pasajeramente placenteras, es un objetivo que podemos incluir en nuestro propósito.
Podemos también apreciar mucho de lo anteriormente dicho en la relación Yo-Tú, en ese intercambio de ideas, pensamientos, emociones, vivencias, en que para que se produzca una vibración al unísono, una sintonía del uno y el otro, en una relación armoniosa, es imprescindible, necesario y muy útil que al mirarnos a los ojos podamos ver, apreciarnos en la verdad, darnos en un intercambio de sentidos que resuenen de manera armónica, como las notas musicales emitidas frente a un diapasón. Sería ésta una de las formas de desarrollar nuestro amor por el prójimo.
Aparece en estas circunstancias el concepto de dar, darse el uno al otro, la verdad mutua, impulso que cuando el otro nos interesa, nos invita a la entrega, al dar.
Así, tratando de aprender y descubrir sentido, nos encontramos que si nos lo proponemos, dando y recibiendo, entregando y recibiendo, podemos ayudar, encontrando las verdades que logremos dar a luz del interior del otro y del interior de uno mismo.
Si se nos presenta una situación asimétrica, en que el Tú está en alguna situación de desmedro o angustia, de alguna forma de vacío existencial, nuestro “dar” se podrá manifestar recogiendo empáticamente aquello que el otro necesita compartir, que necesita sacar hacia fuera.
Así nuestra escucha, nuestra dedicación y nuestro tiempo al servicio del otro, será importante para producir un flujo de descarga que aleje ese otro de aquél vacío.
Se podría verificar así una manera de que la verdad salga hacia el exterior y se manifieste, como un despertar a una nueva realidad o como un volver al origen, restaurando el verdadero Yo de ese Tú.
Y si logramos el objetivo de ayudar, si nuestra dedicación da como resultado algún fruto en el otro, en ese Tú, es nuestro propio ser el que encuentra sentido, es nuestro propio yo que avanza por el camino.
Se hacen presentes los conceptos y técnicas a las que nos hemos ido acercando en este módulo para dar cabida en nuestra propia vida al crecimiento interior, a la trascendencia, al sentido y a poder emplearlos en beneficio de nuestro entorno y de nosotros mismos.
Se pone también de manifiesto en mi persona, el agradecimiento para todo el equipo que conforma este diplomado, que nos permite adentrarnos en un mundo amplio, novedoso, creativo y de un profundo significado.
Me atrevo a decir entonces, que la logoterapia, para mi, la puedo entender como “la terapia de la verdad.”