Resumen de un cursante sobre el módulo 3 del Diplomado en Logoterapia en línea – Antonio de Jesús Bram Quezada
Por: Antonio de Jesús Bram Quezada
Una de las mayores enseñanzas por las cuales comenzó mi pasión por la postura frankliana es que no tiende a reducir al ser humano ni a determinarlo, por el contrario lo alienta a no definirse por ciertas características o por ciertos condicionantes, como la concepción que nos planteaba Freud de “infancia es destino”. El ser humano es un ser existencialmente trascendente, quizá por desgracia no somos conscientes de ello, pero como dice una frase de Kierkegaard “la tarea debe hacerse difícil, pues sólo la dificultad inspira a los nobles de corazón”, lo que al hombre le da un mayor sentido a su vida es cuando tiene una misión, en Psicoanálisis y existencialismo Frankl menciona en alguna de las páginas que al igual que un deportista que se crea dificultades para experimentar el gozo después de lograrlo, el hombre debe poner obstáculos cada vez más difíciles para probarse a sí mismo, el ser humano al tener una tarea o una misión para cumplir y al ser consciente de ello podrá experimentar la responsabilidad de la existencia a través de acciones axiológicas en la consciencia.
Esta postura no niega que el ser humano tenga condicionantes, mecanismos de defensa, modelar ciertas conductas o que no tenga instintos, sino que del hombre depende ceder o no ante ellos, el ser humano es ser en su tridimensionalidad más allá de cualquier monismo, idea, teoría, del mismo cientificismo (que atañe me atrevo a decir en lo general a toda la comunidad), para ello el hombre es capaz de autodistanciarse, verse más allá como un ser que es consciente, un ser en esencia en un plano existencial más allá de lo psicofísico, la espiritualidad en el hombre es la necesaria para un ser que se trasciende “el hombre es una esencia en busca de sentido” más allá del placer o el poder, en el sentido yace lo verdaderamente humano del ser persona. Como mencionaba anteriormente, el hombre es capaz de sobreponerse ante cualquier problema o pulsión, a menos que exista alguna patología que lo impida, el principal problema de nuestros días es la excusa que pueda existir detrás y la falta de responsabilidad ante sí mismo, siendo un ser libre debe reconocer que las “limitaciones” del medio, de su interior o la genética no son condicionantes a los cuales haya que someterse, de ser así ¿Qué sentido tiene vivir? Habrá sentido si a mi vida le doy ese sentido, aun en existencialistas como Sartre hablando sobre el sinsentido y la vacuidad existente en el ser humano, menciona que el hombre tiene que darle un sentido a su vida si es que lo quiere, en “El existencialismo es un humanismo” Sartre menciona “el hombre está continuamente fuera de sí mismo, como hace existir al hombre, y por otra parte, es persiguiendo fines trascendentales como puede existir […]” Cierto es que el existencialismo es un optimismo, ya que anima al hombre a la acción y partiendo de esta filosofía es como el análisis existencial ayuda al ser humano en la búsqueda de sentido y para ello se acompaña de la libertad en acciones axiológicas. Reconociendo la individualidad personal y confrontando con mi deber-ser dentro de mi querer-ser es como el hombre proyecta y busca la realización personal mediante la trascendencia, el ser humano existe para salir de sí mismo, por esto mismo la logoterapia es la verdadera psicoterapia profunda ya que trabaja con la dimensión espiritual del ser humano, cuando el hombre es consciente de su temporalidad una nueva vida nace, Confucio en una frase menciona que “el hombre tiene dos vidas y la segunda comienza cuando se da cuenta que solo tiene una” a fortiori el hombre debe actuar y ser consciente de manera responsable a pesar y más allá del predeterminismo, aún en las últimas instancias sigue conservando su capacidad de decidir y tomar una postura en su actitud. El vacío existencial no se considera un problema, al contrario, es necesario, es normal en el ser humano, es un llamado para que la persona salga de sí mismo en busca del sentido, pero no atender al llamado por el sentido, puede llevar al hombre a una frustración existencial y el vacío existencial convertirse en patológico. Cabe destacar la problemática de valor en el hombre actual, cada vez más en nuestras sociedades el valor reside en lo material, la búsqueda y la lucha de la felicidad, de experimentar el mayor placer posible, viviendo en una malinterpretación del carpe diem tan utilizada en nuestra posmodernidad, todo esto acosta de pasar por encima de los demás en una ceguera vivida muchas veces por una falta de sentido y un vacío existencial.
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