Resumen de un cursante sobre el módulo 5 del Diplomado en Logoterapia en línea – Pablo Bozzo González
Por: Pablo Bozzo González
El módulo cinco ha supuesto una sacudida a varios niveles, pues si bien los temas que se tocan principalmente los tenía más o menos presentes en mi vida, creo que era más en una esfera intelectual, y ahora creo que he podido integrar varios de sus contenidos un poco más. En primer lugar, me refiero a la Tríada Trágica, culpa, dolor y muerte, que son temas que por lo general no son agradables y que en nuestra cultura se convierten en temas más bien tabús. Es cierto que la culpa sí que suele estar presente debido a la influencia del cristianismo, pero creo que el enfoque de la logoterapia, primero diferenciando los tipos de culpa, segundo tratando de comprender que es un fenómeno humano (somos seres falibles) y tercero dándole un sentido de crecimiento, de toma de conciencia y de cambio, en definitiva, de transformarla en responsabilidad, pueden ayudar a vivirla de otra manera mucho más sana y constructiva. Sin embargo, la cuestión del dolor y la muerte sí que son temas que incluso llegan a asustar, como si el hablar de ellas, incluirlas en nuestra vida, fuera a atraerlas. Y el hecho es que, queramos o no, como seres vulnerables y finitos que somos, vamos a tener que lidiar con ello. No se me ocurre mejor manera que con el optimismo trágico, con el tratar de extraer un sentido, un aprendizaje, una lección a la experiencia.
Particularmente ahora me encuentro acompañando a mi madre en su recién diagnosticado tumor, y la verdad que la perspectiva adoptada por la logoterapia me está ayudando a afrontarlo de otra manera. También veo una gran diferencia, a nivel de comprensión real, entre leer sobre ello y saber intelectualmente, como comentaba antes, y vivirlo de verdad. Sí que a veces siento que podría estar llevándolo aún mejor, con mayor entereza, pues hay veces que cuesta no buscar formas de evasión viendo la televisión, por ejemplo, pero también reconozco que estoy haciendo lo mejor que puedo dentro de mis posibilidades y que si en algo estoy fallando, no es por falta de amor. Realmente está siendo una toma de conciencia importante, tanto ésta experiencia como estar haciendo paralelamente el diplomado. Cómo me hubiera gustado ser consciente de algunas cosas que ahora estoy empezando a entrever hace diez años, cuando falleció mi padre. Sin embargo, ésto último lo digo de tal forma que más que pesarme me está ayudando a estar más presente en el acompañamiento a mi madre. Ha sido una grata sorpresa, además, encontrarme a Elisabeth Kübler-Ross, cuyas lecturas fueron un alivio significativo en momentos difíciles del pasado. Realmente soy admirador de su trabajo, así como de Frankl, y no me sorprende verlos caminando en la misma dirección, yendo al fondo de lo humano para rescatar su valor y dignidad, para darle un sentido y proporcionar una guía espiritual para aquellos que en ocasiones nos encontramos en medio del dolor y la confusión. No me queda más que agradecimiento por su labor al servicio de la humanidad. Jugando con las ideas, me vino que a todas las personas que padecen la tríada neurótica en alguna de sus formas le vendría bien padecer un poco de tríada trágica, para verse abocados, en parte al menos, a los abismos de la existencia y valorar así la belleza y las posibilidades ingentes de lo humano de vivir en plenitud. Son realmente sorprendentes las cifras proporcionadas de depresiones, adicciones y suicidios, más las agresiones y la violencia que pueden verse a diario en los medios, como negando de alguna manera la vida. Y luego, del otro lado, tanta otra gente a las puertas de la muerte, enfermos o personas sufriendo queriendo asirse a ella. Realmente es preciso que encontremos una manera más profunda, sana, consciente, serena y alegre de vivir en este mundo, porque realmente sí que no tiene sentido tanto sufrimiento sin sentido, parafraseando a Nietzsche. Cuánto aprendizaje disponible en las situaciones que la vida nos plantea, qué lástima desperdiciarlo. Qué necesario educar en emociones, en valores, salir de esta historia enferma de la competencia, la lucha, la separación, la discriminación, la necesidad de demostrar ser tal o cual para sentirse aceptado. A nivel planetario, ojalá el actual presidente de los USA venga a significar simbólicamente la enfermedad que viene a avisar de que o se cambia o se va al abismo. Espero y deseo que realmente las estadísticas sean elevadas algún día en cuanto a personas que viven los derechos de Satir, que podamos amar sin condiciones y ser nosotras mismas, y que las personas que padecen de la tríada neurótica y relaciones de codependencia, que merman nuestra salud y vitalidad básicas, sean las excepciones. Yo confío en que ese día llegará, aunque también creo que no nos queda otra que cultivar mucha paciencia y seguir trabajando incansablemente hasta que eso suceda. Muchas gracias!
|