Resumen y comentarios de un cursante sobre el módulo 6 del Diplomado en Logoterapia en línea – María de Lourdes Castro
Por: María de Lourdes Castro
Tengo 33 años ejerciendo la profesión como psicóloga, 12 años como tanatóloga, los mismos trabajando con mujeres víctimas de violencia y 4 aplicando logoterapia.
Mi trabajo actual me exige atender a diferentes personas con diferentes patologías, en diferentes estados de crisis, con gran diversidad de ideologías, pero todas ellas esperando sólo una cosa: ser escuchadas, sin ser juzgadas y que se les facilite el proceso para encontrar una manera de vivir diferente. Algunas cuentan con muchos recursos individuales para el tratamiento, otras cuentan con el recurso principal (así lo considero yo), que es darse cuenta de que “algo” en sus vidas no está dando buen resultado y desean hacer algo diferente, aunque no saben qué ni cómo. Las áreas de trabajo que más me agradan son la tanatología y la violencia doméstica. Y me agradan, no porque los temas en sí sean agradables, sino por las aportaciones que puedo hacer en ello. En la violencia doméstica, las mujeres viven una serie de pérdidas a lo largo de la relación que es importante sanar para que alcancen su empoderamiento. ¿Qué observo que hace una situación crítica en las personas? Cuando la gente ha tenido una pérdida, de la salud, de un ser querido, del trabajo, después de pasar por el shock emocional que esto genera, se encuentran en su espacio, en su casa. La gente alrededor se va alejando y volviendo cada uno a su propia rutina. Y quien está en duelo se queda sola, con el recuerdo, con el dolor, con el vacío que deja lo perdido. Ahora estará con la presión familiar, social, de lo que los demás consideran es lo que debe hacer, “darle vuelta a la página y continuar”. Pareciera como que esas personas no han tenido nunca una pérdida, que no saben lo que es ese dolor. La persona doliente escucha cosas como “ya no llores”, “ya está con Dios”, “Dios sabe por qué lo hace”, “ya no está sufriendo”, “debes seguir adelante”, “échale ganas” … la lista es larga. Estas opiniones, que podemos asumir no son mal intencionadas, pero tampoco son de mucha ayuda para quien la está viviendo. Las lágrimas, el llanto, genera más angustia y ansiedad en quien desea acompañar, que en quien las derrama. Las personas no saben qué hacer, qué decir, cómo actuar, ante otra que llora, y la respuesta podría ser: no tienes que hacer nada, déjala llorar. Ejemplifico a mis pacientes diciéndoles: cuando vas de vacaciones o a una fiesta y la pasaste muy bien, cuántas veces platicas sobre tu experiencia, cuántas veces en silencio te ríes de lo que viviste, y nadie te dice que ya no pienses en ello, que ya no te rías, que le des vuelta a la página, etc. El llanto es similar, es una expresión de uno o varios sentimientos y hay que dejarlo salir. Ciertamente para mí, al sufrimiento, al dolor, hay que encontrarle como dice V. Frankl, un sentido. Entonces, ante la poca aprobación de la gente alrededor, la persona doliente se siente más sola, sin encontrar con quién platicar porque corre el riesgo de recibir la desaprobación de sus cercanos. Y existe una gran necesidad de hablar lo que le está pasando, pero no hay muchas orejas que le quieran escuchar. Y qué puede hacer con el enojo que le genera escuchar que “ya está con Dios”, “qué Dios sabe por qué lo hace” (¿?). Entonces se enfrenta con un Dios que no parece sensible, justo, compasivo. Y tampoco lo puede expresar por temor al mismo Dios o a la censura y desaprobación de los otros. Me encuentro con pacientes en fase terminal o con alguna enfermedad que les ha cambiado la vida. Una mujer a quien le diagnostican fibromialgia hace 3 años; en el mismo tiempo un hermano que estaba diagnosticado con esquizofrenia y que sus hermanos la habían dejado a ella como su cuidadora, salió de la casa y después de dos años y medio no ha vuelto a saber de él; no sabe si vive o ha muerto. De alguna manera su madre la responsabiliza de ese hecho. La gente a su alrededor le dice que debe seguir adelante, que le eche ganas. Con un dolor que sale de lo más profundo de ella misma, me pregunta, ¿Cómo es echarle ganas? Otra paciente, que tuvo cáncer de mama y falleció después de 5 años de ir y venir a tratamientos, un día me dijo, “estoy cansada de echarle ganas, no sé qué más debo hacer”. Echarle ganas puede resultar muy conflictivo para quien vive un duelo, una pérdida. Pareciera que las cosas han sucedido porque en alguna parte dejó de echarle ganas. Estoy segura que de las primeras cosas que deben suceder es que cada persona valide lo que siente, que sientan que yo valido lo que sienten, para después poder trabajar su duelo dándole sentido. Quejarse… Recibo a una paciente que me cuenta el maltrato institucional que recibe en el trabajo, cómo está viviendo la presión diariamente y el estrés que le genera. Esto ha provocado alteración en el sueño, dificultad para relajarse, entre otras. A media platica me dice, “no piense que me estoy quejando”. Otro paciente que estuvo en lo que él llamaría el lugar equivocado, a la hora equivocada. Estuvo en una explosión, perdió una pierna y la movilidad de la otra; 3 meses en coma inducido. Cuando despierta se encuentra que no tiene su pierna, no puede mover la otra, no recuerda qué pasó y lo que le platican no le crea sentido. Con gran dolor me dice, por qué la gente no se pone en mi lugar y sólo me dicen que no me queje. Creo que la línea que separa la queja del no sentirse primeramente escuchado es muy delgada. Una paciente es atacada en la calle por un fulano. Con pistola en mano, el rostro cubierto, corta cartucho una y otra vez y se la pone a ella en la cabeza, en la boca, sólo le habla al oído y reiteradamente le dice que la va a matar. Una tortura que duró 20 minutos, pero a ella le parecieron horas. Pasa el tiempo, ella trata de normalizar su vida, no encuentra cómo y la gente a su alrededor le dice dale gracias a Dios que no te mató, que estás viva… ya no te quejes. Y me pregunta, ¿usted cree que me estoy quejando? Qué difícil resulta muchas veces saber escuchar el dolor de otras personas. Pienso que detrás de lo que podemos ver, oír, percibir de otra persona, siempre hay una parte de la historia que no conocemos y que sólo la tiene el o la paciente. Para poderla conocer es necesario escucharle. En el proceso de duelo, muchas veces mis pacientes me dicen es que creo que no estoy avanzando; es que creo que estoy como al principio. No creo que nunca podamos volver a estar donde estábamos. Si al principio lloraba todo el día, ahora llora por ratos más espaciados y un día vuelve a llorar todo el día, no está como al principio, ahora llora en tiempos más espaciados. Y conforme va pasando el tiempo y va espaciando cada vez que llora y se siente triste, eso es avanzar. Si al principio no se quería bañar, ni levantar de la cama, sus comidas eran muy precarias o esporádicas y ahora se baña, se levanta y come mejor, no está como al principio, aunque un día vuelva a repetir el comportamiento. Yo les pongo una actividad que llamo El florero. Consiste en que dibujen un florero en una cartulina, de manera que la puedan tener visible. Luego ir dibujando a manera de flores las cosas que sí están haciendo cada día y ponerle nombre a la flor. Ej., salió al cine con equiz, dibuja la flor y le pone “salí al cine”. El resultado es que sus floreros se van llenando de las cosas que sí, lo que permite que se validen y reconozcan su progreso. De igual manera, acompaño las sesiones dándoles lecturas. Invariablemente les doy El hombre en busca de sentido. Les refiero películas, ejercicios personales. Todo lo que les ayude a sanar. Sin lugar a dudas, la tanatología me ha sensibilizado mucho y el diplomado en logoterapia ha sido una excelente herramienta en mi trabajo. Ayudar a pacientes a encontrar Sentido en su vida, en lo que les pasa, es una tarea muy gratificante. Y tengo algunas preguntas sobre el tema:1.- Cómo se puede apoyar a una persona como aquella paciente que ha perdido a su hermano. Hay otra paciente que perdió a su hijo, lo secuestraron y no ha vuelto a saber de él. Cómo pueden encontrarle Sentido a su vida si cargan con tanta culpa, si no saben si vive o ya no. Cómo hacer el duelo si no hay nada con lo que puedan hacer el ritual del sepelio. Mil gracias!!! Me gustó muchísimo el diplomado. Y lo mejor de todo es poderlo aplicar día a día en mi consulta. Lourdes Castro.
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