Resumen y comentarios de un cursante sobre el módulo 2 del Diplomado en Logoterapia en línea – Azucena Aja
Por: Azucena Aja
En este módulo me ha resultado muy útil reflexionar sobre los diferentes tipos de sentido, sobre todo la diferencia de vivir la vida o realizar las diferentes actividades como tarea o como proceso. Hasta hace un par de años vivía la vida fundamentalmente como tarea. Sobre todo estaba orientada al trabajo y hacer lo posible por mejorar mis habilidades terapéuticas y conocimiento profesional. Hasta que me di cuenta de que en realidad nunca iba a conseguir llegar a ningún sitio porque no estaba yendo a ningún lugar, sólo estaba tratando de huir de mi miedo a no ser lo suficientemente buena. Tanto en el aspecto personal, como profesional estaba en una lucha por mejorar. Buscaba cursos, formación, me planteaba retos, leía, etc. Con el propósito de mejorar como persona, de cambiar aquellas características de mi misma que no me gustaban o con el fin de tener tanto conocimiento y habilidades a nivel profesional que me permitiera solucionar los problemas de las personas que me consultaban. Hasta que algunas experiencias vitales me mostraron otro camino diferente. Desde el momento en que decidí que yo misma tenia la responsabilidad de darle un sentido a mi vida independientemente de tener una pareja o de ayudar a otras personas a cambiar, empecé a hacer más cosas como proceso. El sentido del momento presente lo he conocido y trato de practicar mediante el mindfulness y aunque no mantengo una disciplina puedo notar los efectos de estar más atenta al ahora. He aprendido a volver al ahora como el único tiempo que es real, el único tiempo en el que se vive. Aceptar todas las características que tengo, buenas y malas (siendo consciente de que esto no es más que una valoración) me ha reconciliado conmigo misma, ya no tengo que correr, ni que luchar. Las cosas están bien tal y como son. Esto no significa que no quiera conocer cosas, estoy haciendo este curso porque me interesa, me ilusiona aprender y profundizar en la obra de Frankl, me conmueve el sufrimiento de tantas personas que como él tuvieron que vivir el horror de la tortura y el sinsentido de la guerra. Encuentro que al hacer el cuestionario sobre los distintos tipos de sentido de la vida estoy viviendo mi vida actualmente con mucho sentido, en un equilibrio entre tareas/proceso y con la ilusión de continuar y seguir aprendiendo y conociendo, pero sin lucha.
El curso pasado también realicé unos seminarios de Psicoterapia Existencial con un grupo de profesionales de Madrid y me ha gustado volver a leer sobre los filósofos existencialistas. Desde que leí por primera vez un libro de Yalom no he podido dejar de hacerlo y prácticamente he adquirido todos los que tiene traducidos al castellano. En este tipo de terapia he encontrado sentido. Me he dado cuenta de que si elegí con 18 años estudiar la carrera de psicologia es porque buscaba ejercerla como este autor, o Frankl o los otros existencialstas plantean. A los 17 años ya me importaba una cosa por encima de todas las demás: ser yo misma. Me importaba la autenticidad tanto en las personas, en mi como persona, como en las relaciones. Me acuerdo que en aquella época escribía un diario y alguna vez anoté algunas ideas que me parecían importantes sobre mi visión de la vida y sobre lo que yo quería conservar en el futuro, y que quería escribir para que mi “yo futuro” no se olvidara de ello. O bien si en el transcurso de hacerme mayor se me olvidaba que quedara ahí escrito para encontrarlo algún día y darme cuenta de lo que alguna vez fue valioso para mí. Sin saberlo en ese momento estaba siguiendo algunas de las propuestas de la Logoterapia. Quizá porque ya en esa época pensaba acerca del sentido de la vida y no le encontraba ninguno, pensaba que si nos íbamos a morir ¿Qué sentido tenia vivir? Aquello me atormentó durante un tiempo y también me dio mucho miedo. Leyendo y trabajando con los materiales de este módulo me he dado cuenta de que en realidad todos estos años he estado en un camino, en una búsqueda, por momentos difícil, con un trazado en zigzag, sinuoso, con subidas y bajadas que me ha traído hasta el momento actual. Me ha emocionado comprobar que a pesar de las dudas e inseguridades, de la dificultad del trazado, del esfuerzo y la sensación de perdida en muchos momentos la vida y mis pasos me ha traído exactamente a donde quería estar. Así que quizá confiar en la vida es la lección más importante que he podido sacar a mis 47 años.